Piénsatelo dos veces antes de.

Todos los textos expuestos en este blog se encuentran registrados en safe creative.
Cualquier persona que plagie, o copie el contenido de este blog, será objeto de denuncia.


domingo, 3 de abril de 2011

Realmente, no.

¡Es verdad! Soy muy nervioso, horrorosamente nervioso. Siempre lo he sido. Pero, ¿por qué pretendéis que esté loco? El desarrollo de la enfermedad ha terminado por agudizar mis sentidos, pero sin destruirlos ni embotarlos.

Tenía el oído muy fino, ninguno le igualaba, he escuchado todas las cosas del cielo y de la tierra, y no pocas del infierno. ¿Cómo he de estar loco?

sábado, 8 de enero de 2011

Copia y pega esta entrada a ver si tienes cojones.

¿Qué debemos poner un mínimo de confianza en alguien?, ¿para qué? Ya no te puedes fiar de NADIE.
Estúpida. Que parecías tonta cuando te compramos... ¿Te crees que lo que haces está bien?¿Qué todas las mentiras que dices son creíbles? Pero, ¿no te das cuenta de que lo fastidias todo cuando abres la boca? No te sirve de nada que quieras aparentar lo que no eres, querer ser otra persona. Eres tan ridícula, que realmente, después de lo que has hecho, me das pena. Debería desearte cosas malas (y créeme que las primeras horas lo hice), pero después de pensarlo mejor, no te deseo nada. Buueno, sí; te deseo algo bueno. Que encuentres una vida; vida. Una vida que puedas joder sin hacerle daño a nadie. Así no tendría que comerme el coco para escribir una entrada en el blog, para que tú después me la robes imbécil. Que seguro que ni las lees cuando le das a copiar+pegar, ¿tan pocos sesos tienes como para no saber hacerte una mísera y ridícula entrada, una entrada que sea tuya? Pero que digo. Claro que no. Tú no tienes sesos. Todos nacemos con fallos; bajitos, muy altos, ojos separados, torpes, imprudentes, bocazas... Pero tú, aparte de tus millones de fallos, el más grave que tienes es ese. Que desgraciadamente, a ti no te dieron un cerebro con el que pensar.
Y ya me callo. Porque aunque me esté quedando como nunca después de soltar todo lo que tenía que decir (la pura verdad), si siguiese, me quedaría aquí hasta mañana.
Y una última cosa. Por mi parte, no esperes que vuelva a dirigirte la palabra como antes, condenada.

viernes, 10 de diciembre de 2010

No hay nada que decir

¿Que por qué me gusta? No lo sé. Quizá por sus ojos. Esos ojos que me hipnotizan. Tal vez por su sonrisa. Esa sonrisa que me hace reír pase lo que pase. Por su boca, sus labios, su sabor… Por sus pequeñas manías. Esas que tanto me desquician y que a la vez me gustan tanto de él. Como morderse el labio o toquetearse el pelo cada dos por tres. Sus brazos. Esos brazos que desearía que me abrazasen a cada hora. A cada minuto. A cada segundo. Su pelo. Demasiado perfecto. Demasiado hermoso para ser realidad. Sus obsesiones. Aquellas por las que no vive y tanto coraje me dan, simplemente porque no puedo hacerlas realidad o porque yo no entro en ellas. Me gusta por su seguridad. Esa que me transmite con solo pensarlo. Y por su inseguridad. La que me asusta y me da escalofríos. Por cómo camina. Por ser distinto de los demás. Por no dejarse influenciar y ser siempre él mismo. Su sinceridad. Por su complicidad. Porque con su simple hola, hace que se me pongan los pelos de punta y los nervios me coman viva. Realmente no sé por qué lo quiero como lo quiero. Pero si fuese necesario, lo gritaría a los cuatro vientos: te amo.
Realizada por: Ana Cristina Tenorio.
Para que después digas.

martes, 23 de noviembre de 2010

Subnormales perdidos, eso es lo que somos.

Porque siempre; hagas lo que hagas, creas en lo que creas, pienses en lo que pienses, ames lo que ames, odies lo que odies, sueñes en lo que sueñes, y desees lo que desees; el más débil sale perdiendo.
Puede estar dentro de la cadena o no, puede meter cizaña o no, puede meter la pata o no, puede intentar relajar el ambiente o no, puede no estar al tanto o no, puede entenderlo o no, puede creerlo o no, Puede pasar cualquier cosa. Repito, cualquiera. Que siempre, saldrá perjudicado.
Tú no lo conoces, aquel tampoco, nadie le conoce. Él sabe que es. Él es pequeño, e indefenso, y eso le repugna. Le da asco ser tan insignificante, no poder hacer nada por él mismo, no poder dar la cara nunca. ¿Por qué iba a hablar ahora después de tanto tiempo de silencio?
Sonríe y se calla. Sí, sonríe, por no echarse a llorar. Pero tú no lo entiendes, ¿tú qué vas a entender? Tú no entiendes nada.
Y así estamos, que no somos capaces de ponernos en el lugar del otro, dar la cara, y utilizar el poco conocimiento de psicología que tenemos.
Somos unos anormales que nos dedicamos a hundir la vida de las personas sin querer queriendo, sin pensar que la primera vida que hundimos es la nuestra. No se salva nadie, bueno sí. Mi querido amigo débil.

Te quiero insignificante.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Paz interior.

Una imagen que la rompió.
Fue una helada brisa la que acarició con ternura su corazón, una caricia que la mató. Pequeña, insignificante, delicada, pero mortífera. Las pulsaciones fueron disminuyendo...Un latido, dos, tres, cuatro, cero. Estaba muerta, pero aún se sostenía en pie, estaba ausente, pero aún podía ver y oír, estaba en otro lugar, pero aún tenía la escena de aquella fiesta en la cabeza.
Que dulce y apacible era la muerte, no la esperaba así. Sentía frío, pero no un frío invernal, era un frío mortal. ¡Y tan mortal, si la había matado!. No se cansaba de repetirlo.
"Estoy muerta, me he ido para siempre. Pero no es doloroso, es más, me gusta."
Fue como una fuerte descarga, una neblina azulada salió de ella sonriendo.
Mi alma. Me ha abandonado, me ha dejado sola ante el destino, un destino inevitable. Ya no sentía nada, ni felicidad, ni alegría, ni soledad, ni rabia, ni odio, ni nada. Nada de nada, sólo frío, mucho frío. Estaba muerta. Muerta por dentro.
Le hablaban, pero no escuchaba. Por fin era libre, ya no se sentía atada a ningún sentimiento, lo había vendido todo.

Una imagen, un beso, un conocido, tres corazones, uno roto, tres vidas, una muerte.